"Inés Estévez sabe decir de un modo que no sólo conmueve, sino que además invita a la acción de repensar la noción del amor desde sus modos y alcances. Se permite la respuesta que oxigena y trae consigo el instante de paz, pero también la duda que exige la persistencia en la búsqueda, el aventurarse a la ignota vastedad oceánica. Ya no distingo/ si el amor es una cosa/ que existe/ o que se inventa, escribe, con profunda consciencia de lo estructural detrás de un concepto tan mutante desde la experiencia personal. ¿Será que las sombras, todas ellas, se piensan a sí mismas como resultado de un único cuerpo? Es en estos términos que debemos aproximarnos al trabajo poético de la autora: conscientes de la multiplicidad de lo amoroso, de lo que no somos más que un resto, un fragmento contenido por nuestra propia percepción. La feminidad, lo espiritual, lo erótico y lo territorial confluyen deliciosamente en Desesperamor, que en su extensión y su forma funciona innegablemente como tratado sobre las infinitas bondades del amor, pero también como anticipación de sentido para la inevitable herida de la ausencia. La desesperación aquí no debe entenderse como desesperanza, sino más bien como vigorosa búsqueda de la felicidad". Juan Solá, en el prólogo

Desesperamor - inéz estévez

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"Inés Estévez sabe decir de un modo que no sólo conmueve, sino que además invita a la acción de repensar la noción del amor desde sus modos y alcances. Se permite la respuesta que oxigena y trae consigo el instante de paz, pero también la duda que exige la persistencia en la búsqueda, el aventurarse a la ignota vastedad oceánica. Ya no distingo/ si el amor es una cosa/ que existe/ o que se inventa, escribe, con profunda consciencia de lo estructural detrás de un concepto tan mutante desde la experiencia personal. ¿Será que las sombras, todas ellas, se piensan a sí mismas como resultado de un único cuerpo? Es en estos términos que debemos aproximarnos al trabajo poético de la autora: conscientes de la multiplicidad de lo amoroso, de lo que no somos más que un resto, un fragmento contenido por nuestra propia percepción. La feminidad, lo espiritual, lo erótico y lo territorial confluyen deliciosamente en Desesperamor, que en su extensión y su forma funciona innegablemente como tratado sobre las infinitas bondades del amor, pero también como anticipación de sentido para la inevitable herida de la ausencia. La desesperación aquí no debe entenderse como desesperanza, sino más bien como vigorosa búsqueda de la felicidad". Juan Solá, en el prólogo