Cuando se mira, también hay rima, pero con las letras desordenadas del susto, de ese buen espanto y sus formas troyanas de atravesar los muros de la nostalgia. Por eso, este libro (como cualquier libro de poesía) pretende conquistar los territorios dormidos que cada existencia alberga, ir más allá del portón de los párpados y hacer germinar el poema en otras voces. Léase este poemario del mismo modo que se miraban las fotos antes, cuando la tradición exigía muchedumbre, un manojo de suspiros, la urgencia de compartir en ronda y con las manos limpias la memoria impresa que circula. Léase sabiendo de la omnipresente escarcha que sólo con ronda sana. Léase este libro sabiendo que ha sido escrito desde el rincón de la foto que se ve borroso. No al azar, la voz de Corso inaugura esta celebración de letras: yo soy la poesía que escribo. Con certeza, habrá quienes opinen que Natalia Bericat ha construido una trampa mortal para corazones sensibles, pero cuánta más piedad exige el oso que ruge a todo pulmón el grillete que lo aprisiona para advertir a quienes vienen detrás que el bosque que les tocó habitar está lleno de cazadores". Juan Solá, en el prólogo.

DESHILACHADA - Natalia Bericat

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Cuando se mira, también hay rima, pero con las letras desordenadas del susto, de ese buen espanto y sus formas troyanas de atravesar los muros de la nostalgia. Por eso, este libro (como cualquier libro de poesía) pretende conquistar los territorios dormidos que cada existencia alberga, ir más allá del portón de los párpados y hacer germinar el poema en otras voces. Léase este poemario del mismo modo que se miraban las fotos antes, cuando la tradición exigía muchedumbre, un manojo de suspiros, la urgencia de compartir en ronda y con las manos limpias la memoria impresa que circula. Léase sabiendo de la omnipresente escarcha que sólo con ronda sana. Léase este libro sabiendo que ha sido escrito desde el rincón de la foto que se ve borroso. No al azar, la voz de Corso inaugura esta celebración de letras: yo soy la poesía que escribo. Con certeza, habrá quienes opinen que Natalia Bericat ha construido una trampa mortal para corazones sensibles, pero cuánta más piedad exige el oso que ruge a todo pulmón el grillete que lo aprisiona para advertir a quienes vienen detrás que el bosque que les tocó habitar está lleno de cazadores". Juan Solá, en el prólogo.