"Apodyopsis nos recorre, nos desviste, nos refleja. Explora los silencios que quedaron colgando entre el WhatsApp que no enviamos y el que no llegó, y nos deja con la sensación libertaria de ver(nos) por debajo de la ropa, de los mandatos y de los temores, en un pendular equilibrio de palabras, silencios y deseos que ya no son prohibidos. 
Saavedra no hace trampa, ni se justifica, así como no tiene justificación el latido, a medio camino entre el anhelo y el secreto que lo contiene. Con osadía, abandona las poses que enjaulan el deseo, y se reconoce discontinua y pecaminosa, entreabre la puerta, y nos invita a asomarnos a la privacidad de su casa-cuerpo-poesía, que en ella, pareciera ser el mismo territorio". Cecilia Solá en el prólogo

PECAMINOSA
Me gustaría que me contaran
qué hacen con toda la decencia
que acumulan?
la guardan bajo el colchón?
la tienen en arriendo?
les dan tickets de descuentos por ella?
se las trocan por denarios y crucifijos?
se les vuelve más tersa la piel?
más abultados los bultos?
la beben en ayuna
para ir mejor de cuerpo?
Qué carajo hacen
con toda esa decencia en las camisas,
en los calzones, en los cerrojos,
en las mesitas de luz,
en los zaguanes,
en las bocas?
Para qué quieren una boca
llena de decencia?
Para qué quieren los ojos,
el cuello, los dedos,
los muslos, las vulvas,
los dientes, el monte de Venus,
las verijas, la nuca, las uñas,
la nuez de Adán,
para qué quieren un cuerpo
embalsamado de decencia?
¿Para qué quieren una boca?
¿Para qué la quieren?
La boca ha nacido para pecar,
es el instrumento, el fusil,
la navaja, la estaca, la mecha,
la punta de lanza del pecado...
por eso,
aún en este claustro de monjas obligadas,
yo con mi boca,
te peco.
Te peco

Apodyopsis - Marianela Saavedra

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"Apodyopsis nos recorre, nos desviste, nos refleja. Explora los silencios que quedaron colgando entre el WhatsApp que no enviamos y el que no llegó, y nos deja con la sensación libertaria de ver(nos) por debajo de la ropa, de los mandatos y de los temores, en un pendular equilibrio de palabras, silencios y deseos que ya no son prohibidos. 
Saavedra no hace trampa, ni se justifica, así como no tiene justificación el latido, a medio camino entre el anhelo y el secreto que lo contiene. Con osadía, abandona las poses que enjaulan el deseo, y se reconoce discontinua y pecaminosa, entreabre la puerta, y nos invita a asomarnos a la privacidad de su casa-cuerpo-poesía, que en ella, pareciera ser el mismo territorio". Cecilia Solá en el prólogo

PECAMINOSA
Me gustaría que me contaran
qué hacen con toda la decencia
que acumulan?
la guardan bajo el colchón?
la tienen en arriendo?
les dan tickets de descuentos por ella?
se las trocan por denarios y crucifijos?
se les vuelve más tersa la piel?
más abultados los bultos?
la beben en ayuna
para ir mejor de cuerpo?
Qué carajo hacen
con toda esa decencia en las camisas,
en los calzones, en los cerrojos,
en las mesitas de luz,
en los zaguanes,
en las bocas?
Para qué quieren una boca
llena de decencia?
Para qué quieren los ojos,
el cuello, los dedos,
los muslos, las vulvas,
los dientes, el monte de Venus,
las verijas, la nuca, las uñas,
la nuez de Adán,
para qué quieren un cuerpo
embalsamado de decencia?
¿Para qué quieren una boca?
¿Para qué la quieren?
La boca ha nacido para pecar,
es el instrumento, el fusil,
la navaja, la estaca, la mecha,
la punta de lanza del pecado...
por eso,
aún en este claustro de monjas obligadas,
yo con mi boca,
te peco.
Te peco