No sólo la historia, no sólo los hechos, no sólo cuatro personajes, no sólo el devenir del tiempo y del dolor. También aquí, el halo imperceptible, luminoso e indecible que la poesía brinda a esta novela de amor fuera del amor. También la diversidad que se abre en los lazos construidos desde la sangre pero que se apartan de ella como las vertientes de un río. Una niña que descubre la vida a través de los libros y de la oralidad de su tío Alan, marica, queer y mariposón, quien le abre el mundo tanto como los libros. Abrir las mil puertas de la vida y entre ellas las de la muerte, las de los golpes, los abusos y la oscuridad que puede esconder un rincón de la ciudad y las familias. Relaciones y personajes que van apareciendo como aparecen tréboles, corazones, picas y diamantes en la baraja de la lengua. El tío Alan entonces, su sobrina, una amiga y su padre, un cuadrado o un rectángulo que forma la escena del desamor.

La puerta es el relato de cuerpos violentados por la heteronorma que defienden el derecho al goce, una ficción que se abre a varios juegos, que traspasa distintos umbrales, incluidos la sintaxis o los diálogos que no necesitan de marcas porque se arman sólidos como la geografía invisible de los juegos de mesa.

La puerta - Una novela de Maia Morosano

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No sólo la historia, no sólo los hechos, no sólo cuatro personajes, no sólo el devenir del tiempo y del dolor. También aquí, el halo imperceptible, luminoso e indecible que la poesía brinda a esta novela de amor fuera del amor. También la diversidad que se abre en los lazos construidos desde la sangre pero que se apartan de ella como las vertientes de un río. Una niña que descubre la vida a través de los libros y de la oralidad de su tío Alan, marica, queer y mariposón, quien le abre el mundo tanto como los libros. Abrir las mil puertas de la vida y entre ellas las de la muerte, las de los golpes, los abusos y la oscuridad que puede esconder un rincón de la ciudad y las familias. Relaciones y personajes que van apareciendo como aparecen tréboles, corazones, picas y diamantes en la baraja de la lengua. El tío Alan entonces, su sobrina, una amiga y su padre, un cuadrado o un rectángulo que forma la escena del desamor.

La puerta es el relato de cuerpos violentados por la heteronorma que defienden el derecho al goce, una ficción que se abre a varios juegos, que traspasa distintos umbrales, incluidos la sintaxis o los diálogos que no necesitan de marcas porque se arman sólidos como la geografía invisible de los juegos de mesa.