Siglo XXI publica esta nueva edición de Las palabras andantes, un libro con cuentos, minicuentos, anécdotas, consejos, minicrónicas y relatos. Una obra con más de 400 grabados del artista brasileño José Francisco Borges que acompañan los textos.

Una mesa remendada, unas viejas letritas móviles de plomo o madera, una prensa que quizá Gutenberg usó: el taller de José Francisco Borges en el pueblo de Bezerros, en los adentros del nordeste del Brasil.

Yo he venido a su taller para invitarlo a que trabajemos juntos. Le explico mi proyecto: imágenes de él, sus artes de grabado, y palabras mías. Él calla. Y yo hablo y hablo, explicando. Y él, nada. Y así sigue siendo, hasta que de pronto me doy cuenta: mis palabras no tienen música. Estoy soplando en flauta quebrada. Lo no nacido no se explica, no se entiende: se siente, se palpa cuando se mueve. Y entonces dejo de explicar, y le cuento.

Le cuento las historias de espantos y de encantos que yo quiero escribir, voces que he recogido en los caminos y sueños míos de andar despierto, realidades deliradas, delirios realizados, palabras andantes que encontré –o fui por ellas encontrado. Le cuento los cuentos, y este libro nace. - EDUARDO GALEANO.

Las palabras andantes - Eduardo galeano

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Siglo XXI publica esta nueva edición de Las palabras andantes, un libro con cuentos, minicuentos, anécdotas, consejos, minicrónicas y relatos. Una obra con más de 400 grabados del artista brasileño José Francisco Borges que acompañan los textos.

Una mesa remendada, unas viejas letritas móviles de plomo o madera, una prensa que quizá Gutenberg usó: el taller de José Francisco Borges en el pueblo de Bezerros, en los adentros del nordeste del Brasil.

Yo he venido a su taller para invitarlo a que trabajemos juntos. Le explico mi proyecto: imágenes de él, sus artes de grabado, y palabras mías. Él calla. Y yo hablo y hablo, explicando. Y él, nada. Y así sigue siendo, hasta que de pronto me doy cuenta: mis palabras no tienen música. Estoy soplando en flauta quebrada. Lo no nacido no se explica, no se entiende: se siente, se palpa cuando se mueve. Y entonces dejo de explicar, y le cuento.

Le cuento las historias de espantos y de encantos que yo quiero escribir, voces que he recogido en los caminos y sueños míos de andar despierto, realidades deliradas, delirios realizados, palabras andantes que encontré –o fui por ellas encontrado. Le cuento los cuentos, y este libro nace. - EDUARDO GALEANO.