Entre principios de 2008 y finales de 2013 Leandro Albani vivió en Venezuela. Desde ese país viajó a Cuba, México y Ecuador. Durante su estadía y su recorrido por estos lugares de América Latina no sólo atravesó una parte del proceso bolivariano encabezado por Hugo Chávez sino que conoció la cultura, la forma de vida y el sentir y pensar de los pueblos que visitó.

En cada crónica y reportaje reunido en este libro hay un pedazo de Latinoamérica, contada con precisión y con sensibilidad. A diez años del final del viaje, y en una América Latina cambiante que atravesó desde gobiernos progresistas, revueltas populares históricas y hasta golpes de Estado, no hay dudas que la esencia latinoamericana con la que se encontró el autor sigue estando más viva que nunca. Esa que marca el latir del continente.

Como dice Leandro: “En este puñado de textos intenté desprenderme de algunas estructuras del oficio, contar desde el llano, recoger las voces de quienes hacen vibrar a este continente, intentar un pequeño cuadro con los colores de América Latina que más me impactaron, y expresar de forma más sincera lo que viví”.

Ni un solo día sin combatir - Leandro Albani

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Entre principios de 2008 y finales de 2013 Leandro Albani vivió en Venezuela. Desde ese país viajó a Cuba, México y Ecuador. Durante su estadía y su recorrido por estos lugares de América Latina no sólo atravesó una parte del proceso bolivariano encabezado por Hugo Chávez sino que conoció la cultura, la forma de vida y el sentir y pensar de los pueblos que visitó.

En cada crónica y reportaje reunido en este libro hay un pedazo de Latinoamérica, contada con precisión y con sensibilidad. A diez años del final del viaje, y en una América Latina cambiante que atravesó desde gobiernos progresistas, revueltas populares históricas y hasta golpes de Estado, no hay dudas que la esencia latinoamericana con la que se encontró el autor sigue estando más viva que nunca. Esa que marca el latir del continente.

Como dice Leandro: “En este puñado de textos intenté desprenderme de algunas estructuras del oficio, contar desde el llano, recoger las voces de quienes hacen vibrar a este continente, intentar un pequeño cuadro con los colores de América Latina que más me impactaron, y expresar de forma más sincera lo que viví”.