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Esta es la razón por la que empecé a escribirte, Diario. En un mundo en el que nos revisan, patologizan, diagnostican; en un mundo en el que nos tachan de abominaciones, de deformaciones, de parafílicos, de enfermos; en un mundo en el que somos echadas de nuestras casas, en el que no existen las oportunidades laborales para la gran mayoría de nosotras más allá de la prostitución, y en el que luego somos perseguidas por ejercerla; en un mundo en el que somos reducidas a un fetiche, a una parafilia, a un objeto de consumo... en un mundo así, decirnos “me quiero” es pura rebeldía.
Ser capaz de amarme, de besarme y abrazarme, de cuidar de mí misma, es ser capaz de iniciar pequeños actos revolucionarios todos los días. Y quiero registrar en vos (mientras te comparto textos que he producido durante estos años, como para ir contextualizando un poco la cosa) el camino que estoy andando para lograr hacerlo. ¿Te pa?
Carolina Unrein
Caro abre su diario como una puerta a su/s mundo/s íntimo/s. Dentro se arremolinan infinidad de momentos que la llevan a preguntarse y sugerirse varias respuestas. Caro tuvo (y deseó) la enorme posibilidad de buscarse.
Trazar los meridianos que la cruzan, apropiarse de sí misma y, consecuentemente, no ser patriarcal, porque eso sería condenarse a sí misma; aborrecer el adultocentrismo, porque sería olvidar que fue niña; reconocerse hija de esta humanidad, pero agradecida de no poder ser parte, porque eso la hace capaz de encontrar/ser y amar/se con otres monstruites, y gritar: ¡No queremos ser más ESTA Humanidad!
Quimey Ramos
Pendeja: diario de una adolescente trans
Esta es la razón por la que empecé a escribirte, Diario. En un mundo en el que nos revisan, patologizan, diagnostican; en un mundo en el que nos tachan de abominaciones, de deformaciones, de parafílicos, de enfermos; en un mundo en el que somos echadas de nuestras casas, en el que no existen las oportunidades laborales para la gran mayoría de nosotras más allá de la prostitución, y en el que luego somos perseguidas por ejercerla; en un mundo en el que somos reducidas a un fetiche, a una parafilia, a un objeto de consumo... en un mundo así, decirnos “me quiero” es pura rebeldía.
Ser capaz de amarme, de besarme y abrazarme, de cuidar de mí misma, es ser capaz de iniciar pequeños actos revolucionarios todos los días. Y quiero registrar en vos (mientras te comparto textos que he producido durante estos años, como para ir contextualizando un poco la cosa) el camino que estoy andando para lograr hacerlo. ¿Te pa?
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Caro abre su diario como una puerta a su/s mundo/s íntimo/s. Dentro se arremolinan infinidad de momentos que la llevan a preguntarse y sugerirse varias respuestas. Caro tuvo (y deseó) la enorme posibilidad de buscarse.
Trazar los meridianos que la cruzan, apropiarse de sí misma y, consecuentemente, no ser patriarcal, porque eso sería condenarse a sí misma; aborrecer el adultocentrismo, porque sería olvidar que fue niña; reconocerse hija de esta humanidad, pero agradecida de no poder ser parte, porque eso la hace capaz de encontrar/ser y amar/se con otres monstruites, y gritar: ¡No queremos ser más ESTA Humanidad!
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