Serpientes en el espejo es un libro para aferrarse a la vida sin temerle al peso de la muerte. Sin la amistad, las protagonistas de esta novela estarían condenadas a la tristeza y a la furia. Pero las mujeres nos juntamos para todo, no solo para la supervivencia, sino también para acompañar a la que tiene que volver a hacer una denuncia o pedir una perimetral, para trabajar, para querernos y también podemos acompañarnos para morirnos juntas, cada una a su ritmo, y que ese tiempo continúe siendo una auténtica celebración de la vida. 
Pero el camino no es fácil, están las parejas violentas, los ex que no dejan de agredir, y la Policía, esa institución que no toma denuncias, que desconfía no sólo de las denunciantes, sino sobre todo de las desaparecidas y las muertas: este hombre debe creer que las mujeres nos hacemos matar para joderles la vida a ellos. Y ante la intriga central que le da a la novela aires de policial ultra realista, las mujeres, en cambio, cuidan, aman, preservan la vida y aprenden a morir también en manada, una amorosa cuerpa colectiva del afecto y la compañía, frente a un mundo de manadas violentas. 
En esta novela, Cecilia Solá inventa un lenguaje para hablarnos de nosotras, desde una sabiduría que es sedimento de militancias y de amores, pero, sobre todo, de su escritura que cristaliza en decenas de capítulos cortos como pequeños retazos de bordados que componen un tejido mayor, el de la vida de las mujeres cuando se juntan.

serpientes en el espejo - Cecilia Solá

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Serpientes en el espejo es un libro para aferrarse a la vida sin temerle al peso de la muerte. Sin la amistad, las protagonistas de esta novela estarían condenadas a la tristeza y a la furia. Pero las mujeres nos juntamos para todo, no solo para la supervivencia, sino también para acompañar a la que tiene que volver a hacer una denuncia o pedir una perimetral, para trabajar, para querernos y también podemos acompañarnos para morirnos juntas, cada una a su ritmo, y que ese tiempo continúe siendo una auténtica celebración de la vida. 
Pero el camino no es fácil, están las parejas violentas, los ex que no dejan de agredir, y la Policía, esa institución que no toma denuncias, que desconfía no sólo de las denunciantes, sino sobre todo de las desaparecidas y las muertas: este hombre debe creer que las mujeres nos hacemos matar para joderles la vida a ellos. Y ante la intriga central que le da a la novela aires de policial ultra realista, las mujeres, en cambio, cuidan, aman, preservan la vida y aprenden a morir también en manada, una amorosa cuerpa colectiva del afecto y la compañía, frente a un mundo de manadas violentas. 
En esta novela, Cecilia Solá inventa un lenguaje para hablarnos de nosotras, desde una sabiduría que es sedimento de militancias y de amores, pero, sobre todo, de su escritura que cristaliza en decenas de capítulos cortos como pequeños retazos de bordados que componen un tejido mayor, el de la vida de las mujeres cuando se juntan.