Una novela de Gabriel Rodríguez Molina “¿Qué hace aquí, ahora, un hombre cuyo rostro se ha desfigurado para pasar las fronteras, un hombre que tuvo, durante mucho tiempo, alerta de captura, cuyo cuerpo pesa menos de cincuenta kilos, cuya piel se ha desgastado con el tiempo, cuyas manos se han manchado con barro y con grasa, con sangre, con agua y con llanto? Este final duele. Duele porque detrás he dejado algo inconcluso. Un sueño fragmentado que ahora veo evaporarse frente a mis ojos cansados. Tengo la sensación de estar detenido ahora en un umbral donde sobre una delgada línea de tierra aflora una flor pequeña que necesita ser regada y no puedo hacerlo. Mis manos se estiran, como un cuenco, sobre los brotes, pero ya no hay agua que pueda salir de mis entrañas. Me alumbra una vela que parpadea y hace que de mí salga una sombra que, pegada a la pared, calla”. En Guevara, Gabriel Rodríguez Molina va tras la tonalidad selvática de las últimas horas del Che en Bolivia. Un ir y venir indagando las huellas de lo que pudo ser y no fue. La despedida corporal de una de las figuras políticas más influyentes del siglo veinte.

Guevara - Gabriel Rodriguez Molina

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Una novela de Gabriel Rodríguez Molina “¿Qué hace aquí, ahora, un hombre cuyo rostro se ha desfigurado para pasar las fronteras, un hombre que tuvo, durante mucho tiempo, alerta de captura, cuyo cuerpo pesa menos de cincuenta kilos, cuya piel se ha desgastado con el tiempo, cuyas manos se han manchado con barro y con grasa, con sangre, con agua y con llanto? Este final duele. Duele porque detrás he dejado algo inconcluso. Un sueño fragmentado que ahora veo evaporarse frente a mis ojos cansados. Tengo la sensación de estar detenido ahora en un umbral donde sobre una delgada línea de tierra aflora una flor pequeña que necesita ser regada y no puedo hacerlo. Mis manos se estiran, como un cuenco, sobre los brotes, pero ya no hay agua que pueda salir de mis entrañas. Me alumbra una vela que parpadea y hace que de mí salga una sombra que, pegada a la pared, calla”. En Guevara, Gabriel Rodríguez Molina va tras la tonalidad selvática de las últimas horas del Che en Bolivia. Un ir y venir indagando las huellas de lo que pudo ser y no fue. La despedida corporal de una de las figuras políticas más influyentes del siglo veinte.